La presencia mexicana en la Fórmula 1 no se limita a Sergio ‘Checo’ Pérez o Esteban Gutiérrez. En el Gran Circo hay más talento azteca que merece ser reconocido. Tal es el caso de Dalia Ramos, una ingeniera mexicana que es parte del equipo Alpine, donde comparte sus conocimientos en busca de colocar a la escudería francesa en los primeros planos de la F1.
La Fórmula 1 en México
«Esto es como un sueño, llegar a mi país y ser recibida de esta manera es para mí todo un sueño».
¿Cómo te sientes de representar al género femenino mexicano en la F1?
«Es el orgullo más grande que pueda tener, siempre soñé por hacer algo grande por mí país. Cuando empecé a trazar sueños desde niña no sabía que el hecho de ser mujer iba a ser un factor importante en ello. El orgullo y lo gratificante se multiplica».
¿Qué fue lo que más te impresionó en tu primera semana con Alpine?
«Desde el primer día me sentí muy bienvenida. Nunca tuve dudas de lo que iba a lograr y de mi capacidad. Sin embargo, había mucha gente que me ‘wow, Fórmula 1, esto es imposible’ y la verdad es que desde el primer día me recibieron con los brazos abiertos. Algo muy importante es que mi voz se escuchó cómo debía escucharse. Siempre he tenido el apoyo de los directores y de mi jefe, me han apoyado en todo lo que he querido hacer con mi equipo, me han dado carta abierta para llevar a mi equipo a donde lo queremos llevar».
¿Qué crees que hayan visto en Alpine para decidirse por ti?
«No sé si ellos consideraron el hecho de que fuera mujer. Estoy convencida de que ellos consideraron que fuera el candidato correcto. Estaban buscando algo diferente, algo más diverso pero que tuviera esas habilidad que al equipo le hacía falta. Creo que eso fue lo que vieron en mí, la experiencia y los retos que ya había podido superar. En mi carrera había tenido retos muy grandes en donde tenía que mover a los equipos, motivarlos ir en contra de la corriente y aún así conseguir los objetivos».
¿Cuántas horas más has tenido que trabajar para entender cada una de las piezas que tu manejas?
«Ha sido bastante, mucho más de lo que he hecho en otro puesto y aún así creo que me falta muchísimo por conquistar. Lo que es muy interesante con la Fórmula 1 es que se vuelve una pasión. Aunque digas ‘ya no quiero seguir trabajando, voy a apagar el teléfono’, es un pasión seguir informándote, seguir aprendiendo, entonces la línea se pierde un poquito».
¿Qué obstáculos has tenido que derribar?
«Los retos han sido los que yo esperaba. El tener que llegar a un equipo nuevo, de convencerlos, de ganarme ese respeto y esa credibilidad porque al final del día yo venía de una industria diferente. Es algo a lo que de cierta manera me he acostumbrado. Sin embargo, el reto personal más importante ha sido el estar lejos de mi familia todo este tiempo. Cuando tomé el puesto en Fórmula 1 tuve que mudarme, unos años antes había decidido asentarme con mi pareja y de repente tengo la oportunidad de mi vida pero nos tenemos que mudar. Eso fue lo más difícil, esa parte personal que ya había estado construyendo y de repente decir ‘nos vamos a otro lado’».
¿Cuál es tu parte favorita de trabajar con Alpine?
«Cuando creo que he hecho algo por alguien de mi equipo. Cuando yo llegué había una área que me preocupaba porque se habían quedado sin un líder. En ellos me enfoqué en un principio. El otro día uno de ellos me dijo: ‘Dalia estoy muy contento porque parece que ahora sí las cosas están cambiando para bien’. Para mí, la mejor retroalimentación que puedo recibir de mi trabajo es que ellos estén viendo la mejora».
Mensaje para todas las niñas y mujeres que tienen un sueño
«Lo más importante es que eso de que había cosas para mujeres y para hombres ya no existen más. No crecí con esa idea preconcebida, la encontré a lo largo de mi carrera, pero lo más importante es que el mundo está abierto para todas. Somos igual de capaces e inteligentes. Vamos a lograr todo lo que nosotras queramos lograr. Nos toca trabajar un poquito más duro, pero estamos equipadas para eso y vamos a llegar tan lejos como queramos. SIEMPRE».






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