Yo no nací con la luna de plata, ni con alma de pirata pero, nací con Veracruz en el corazón, ese rinconcito donde hacen su nido las olas del mar, como rezaba Agustín Lara es no sólo el puerto más importante de América Latina, es un lugar que, cuenta miles de historias en mis días. 

Veracruz fue el primer Puerto de América y con eso, el de más historias, el que es capaz de iluminar el andar de cualquier persona que lo visita, el que vio llegar a exiliados, refugiados, poetas, cantantes. Era la puerta de México al mundo. 

Tengo raíces jarochas sí, y justo por eso, comenzaré diciendo que las palabras modifican su significado con el tiempo, la palabra 𝐉𝐚𝐫𝐨𝐜𝐡𝐨 significa mulato que lanza la garrocha irónico, ¿no? para mí Jarocho significa persona originaria del Puerto de Veracruz que se caracteriza por ser colorido, sonriente pero principalmente 𝐟𝐞𝐥𝐢𝐳.

Caminar por el Malecón es, encontrar monumentos a la migración; a la comunidad libanesa, a los judíos en México y también a la comunidad alemana, restaurantes centroamericanos. 𝐕𝐞𝐫𝐚𝐜𝐫𝐮𝐳 es el corazón de México y por esa razón, la cuna de mucho mestizaje de nuestro país.

Mi adicción a los volovanes se acentuó cuando encontré sabores inigualables, pero, no sólo es gastronomía, es reconocer la importancia de un lugar como Veracruz, amar a Veracruz es amar a México y es que, amo muchísimos lugares en este país, por ejemplo, Jalisco es México, Tlaxcala es el origen del maíz y como dirían tantos sabios “sin maíz no hay país” o ¿cómo podría decir tantas cosas sin tocar a la Ciudad de México? Una de las ciudades más hermosas del planeta.

En fin, Veracruz es color, ese color que ilumina el andar, es café, ese café que llena de olor el malecón, es pasión, esa pasión que irradia en el alma de los veracruzanos, como Veracruz, ninguno y como reza esa frase popular: “Sólo Veracruz es bello”

Alejandro Johnson Camacho

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