Conozcas o no, la Ciudad de México es sin duda un lugar que ha sobresalido por su riqueza histórica y cultural. El centro de la ciudad es inconfundible por sus variados edificios con trascendencia arquitectónica.

Aunque inicialmente se creía que Alexander Von Humboldt fue quien bautizó a la CDMX como la ciudad de los Palacios, la realidad es que, el nombre se lo dio el viajero inglés, Charles Latrobe cerca del año 1834.

Esos palacios de los que Latrobe hablaba, eran en su mayoría aquellas casonas señoriales, algunas impresionantes construcciones de los arquitectos Manuel Tolsá y Francisco de Guerrero y Torres. Sin embargo, los palacios son palacios y muchas veces no tenemos acceso a ellos pero, si quieres crear una ruta, aquí te dejamos tres que tienen sus puertas abiertas al público en general.

Palacio de la Autonomía
En un principio este lugar se reservó para Luis de Rivera, primer representante de la Casa de Moneda de la Nueva España. Entre los siglos XVII y XVIII fue sede del convento de Santa Teresa la Antigua y en él residían los monjes Carmelitas Descalzas de San José. Con el tiempo tuvo varias remodelaciones y llegó a ser vecindad, bodega, cuartel militar y sede de la Escuela Normal de Maestros. En el siglo XX se ocupó para albergar diferentes escuelas como la de Comercio y Administración, de Odontología, Enfermería y Obstetricia y la Escuela Nacional Preparatoria. En la actualidad, el Palacio de la Autonomía alberga el Museo de la Autonomía Universitaria, la Sala de Odontología Mexicana y la Fonoteca de Radio UNAM. Lo encuentras en Lic. Primo de Verdad 2, Centro Histórico.

Antiguo Palacio de la Inquisición
El que sería sede del Tribunal del Santo Oficio se construyó entre 1732 y 1736 en un estilo barroco muy representativo del continente americano. Ubicado en la Plaza de Santo Domingo, este recinto fue la casa de los inquisidores y los ministros del Tribunal que perseguía cualquier herejía llevada a cabo en nuestro territorio.

También alojó los calabozos de la prisión conocida como La Perpetua. Ahí se torturó y atormentó a los supuestos infieles.

Fray Servando Teresa de Mier pasaría una temporada encerrado en esta prisión y el tribunal fue el que se encargó de condenar a muerte a Miguel Hidalgo. Finalmente, para 1854 se instalaría ahí la sede de la Academia de Medicina, que hoy tiene ahí su museo. Está en República de Brasil 33, Centro Histórico.

Palacio del Conde de Buenavista
Se construyó a finales del siglo XVIII y principios del XIX como la residencia del Conde de Buenavista, no obstante nunca llegó a habitarlo debido a su muerte. La obra estuvo a cargo del arquitecto Manuel Tolsá, también encargado de obras como la Catedral Metropolitana, el Palacio de Minería o la escultura El Caballito.

El edificio fue declarado monumento histórico en 1932. Llegó a ser sede de la Compañía Tabacalera Mexicana, que le daría el nombre a la colonia donde se ubica. También llegó a ser sede de la Lotería Nacional. En la actualidad aloja al Museo Nacional de San Carlos. Visítala en Av. México – Tenochtitlan 50, Col. Tabacalera.

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