«Enferma de mí», ok, ¿Qué sabemos de ella? esta película que tiene como primer gran acierto el mantener como marco los vehículos de interacción pública: la fama y la belleza, pero sin volverlos nunca los protagonistas, de hecho, es muy poco lo que vemos directamente de ellos en pantalla.

Y es que a final de cuentas de lo que se trata es de el ser humano y una de las patologías que le definen en lo que aún son los albores del siglo XX, en este caso a través de una chica promedio cuyo novio es un artista emergente, y que tras una inesperada emergencia en la cafetería donde trabaja, decide sumergirse en un proceso autodestructivo con tal de ser el tema de conversación. 

Lo mejor es que el director noruego Kristoffer Borgli —»Dream Scenario» (2023)—, no nos presenta un drama oscuro ni mucho menos, es una comedia cuya frescura y limpieza en su estética, aunado a la agilidad de su desarrollo que incluye satíricos segmentos ilustrando lo que la chica imagina que conseguirá con su manipulación, no hace sino potenciar la brutalidad del absurdo que se convierte en una detallada exposición de los rasgos patológicos de una sociedad impulsada por la búsqueda de atención y la mitomanía crónica que raya en el ridículo, amén de evidenciar el doble discurso con respecto a la inclusión en el mundo de la moda, el eterno afán de alimentar el ego en el campo del arte, y la condescendencia que se disfraza y se cuela en los grupos de autoayuda.

En contraste, pese a su comicidad incómoda que bordea el humor negro, «Enferma de mí» es muy digerible y aunque la conclusión no alcanza la contundencia que pretende, siempre provoca una abrumadora cercanía. Y es que mucho de lo que nos muestra es fácil identificarlo con alguien a quien conocemos o incluso en nosotros mismos, lo cual le vuelve muy perturbadora.

Anímate a ver algo diferente y confrontante, consulta la cartelera para alcanzarla porque ya va de salida en cines,

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