Nos dijo National Geographic que, antes que nada, las estrellas de mar son animales.

Lo mencionado es un buen punto de partida, pero, claro está, no es todo. De hecho ese “todo”, aunque se pueda pensar otra cosa, se mantenía como uno de los incontables misterios marinos. El caso es que, hasta hace poco, no había certeza sobre los singulares cuerpos de las estrellas de mar. No obstante, un grupo de científicos ha resuelto el enigma de estos seres vivos y, de paso, el de otros equinodermos.

Los equinodermos conforman un filo animal en el cual se hacen espacio, por ejemplo, los erizos, lirios y pepinos de mar. Aparecieron, aproximadamente, hace 400 millones de años. De ellos, es muy probable que las imágenes más difundidas sean las de las estrellas de mar.

Ahora, aunque por mucho tiempo se desconoció esta parte de su naturaleza, los científicos han comprobado de las estrellas de mar, y otros equinodermos, son esencialmente cabezas que se arrastraran por las superficies de los océanos.

El trabajo que presenta este increíble descubrimiento fue publicado recientemente en la revista Nature. En él, se afirma que la evolución de las estrellas de mar las llevó a perder casi todo su tronco y, en consecuencia, a quedar constituidas fundamentalmente por aquello que vemos: su cabeza.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores, realizaron pruebas genéticas en estrellas de mar. Con ello, lograron determinar qué tipos de genes se encontraban en cada una de las zonas del cuerpo de estos animales.

La evolución biológica sigue el dictado de las necesidades de supervivencia. De acuerdo con Live Science, aún se desconoce la razón que llevó a que los equinodermos desarrollaran este plan corporal, considerando que los bilaterales han tenido gran éxito en la historia evolutiva.

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