Desde hace algunos años, la causa palestina tiene una representación en la cancha y es que a pesar de estar a más de 13,000 kms; Santiago se convirtió en un santuario para la comunidad que hoy supera el medio millón de habitantes en Chile.
Palestino, no sólo es un club de futbol, es la representación de una causa, jugadores que entienden perfectamente que son embajadores y difusores mediáticos de su pueblo.
Palestina se remonta históricamente a tiempos inmemoriales; pero esto es aún más profundo, es un pueblo multiétnico y multirreligioso, con rasgos simbólicos dentro de una revolución silenciosa que ha forjado su historia.
Utilicemos sus dos grandes símbolos para darle forma a esta conversación: el olivo, símbolo de resistencia y motor económico de la región y la kufiya, el pañuelo que representa la libertad.

El Estadio de La Cisterna
Anunciado desde 1966 pero inaugurado el 22 de septiembre de 1988 el Estadio de La Cisterna fue cómplice de uno de los momentos que unieron la historia de Puebla y el pueblo Palestino, era jueves, según las narraciones de ese entonces, era quizás una de las pocas veces en las que el recinto tenía las gradas completamente abarrotadas, algunos medios además, gritaban de forma categórica que, ‘era el adiós del peregrinaje del equipo” llamando a su estadio “La Tierra Prometida”
Como si se tratara de una auténtica epopeya, la historia de Palestina y Palestino, tiene capítulos llenos de semejanza, en donde la esperanza, siempre ha sido su aliciente. Parafraseando mis primeros párrafos, el futbol es una demostración de esperanza, un acto de competencia en donde, existe un vencedor y se convierten en representantes de su pueblo.
El club que representa a un pueblo a miles de kilómetros de distancia, esa es la importancia de Palestino dentro del futbol mundial; porque es cierto, estamos hablando de una auténtica revolución dentro del deporte. Un acto de esperanza.
El Puebla, tenía la legión chilena “más grande del mundo” según las narraciones de la época, y es que entre sus filas destacaba una maravillosa camada de jugadores andinos, encabezada por Jorge “Mortero” Aravena, Carlos “Búfalo” Poblete, Rafael Arriagada, Oscar Rojas, Pedro García y Gustavo Moscoso.
Y así comenzó la historia y la identidad contemporánea de Palestino, con un estadio lleno de escolares, de esa nueva generación que hoy en día, expresan su simpatía por el club, con “Tino-Tino Palestino”
El marcador terminó 3-1 en favor de los poblanos, increíblemente con un gran partido de su legión chilena, con un doblete del “Mortero” Aravena y un gol más del “Búfalo” Poblete, mientras que el gol de los palestinos fue de Alfredo “Torpedo Nuñez”.
Uno de los datos más interesantes es que tan sólo unos días más tarde el 16 de octubre de 1988, lograron su aún vigente récord de asistencia en contra de la Universidad de Chile en un empate sin goles, en donde presenciaron el juego más de 11.600 aficionados.
Recientemente, Palestino se convirtió en tendencia mundial, no sólo por representar una resistencia pacífica, también por su activismo dentro de la cancha; en cada partido de Copa Libertadores, entregaban en el banderín de cortesía al equipo rival, un fragmento de una casa destruida, con su ubicación por si deseaban encontrarla en Google Maps, además, de ser portavoces oficiales para detener la guerra en Medio Oriente.

El Palestino es un club distinto, que quizás, tenga una afición un tanto pequeña en Chile, pero que está cautivando al mundo entero porque ha vuelto una causa, su causa, un juego, una oportunidad para gritarle al mundo entero y cada gol, una luz de esperanza.
El futbol no sólo es un deporte, es una oportunidad para conectar con las personas, para encontrar la narrativa perfecta y darle un nuevo símbolo a la causa palestina.
Felices 105 años, Palestino. Gracias por dar voz dentro del silencio. Por ser una esperanza dentro del deporte y ser más que sólo futbol.






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